- Vecindario vivía a metros de una bomba de tiempo.
- El operativo evitó una tragedia con miles de litros sustraídos.
Una toma clandestina instalada junto a casas y negocios en Río Segundo, Alajuela, fue intervenida este miércoles 6 de agosto en un operativo interinstitucional liderado por Recope, que frenó la extracción ilegal de combustible en el poliducto de la empresa estatal.
El hallazgo fue escalofriante: niños, adultos mayores y familias enteras dormían cada noche sobre un riesgo inminente de explosión, sin saber que muy cerca una organización criminal robaba y almacenaba diésel y gasolina sin condiciones mínimas de seguridad.
La operación fue posible gracias a una alerta del sistema de monitoreo del poliducto, que activó un protocolo de inspección, complementado con una denuncia anónima recibida a través del 1-0-0-2. Tras cinco meses de investigaciones, el equipo técnico de Recope localizó la conexión clandestina y coordinó el ingreso al sitio con el OIJ, Bomberos, Migración, Fiscalía y Policía Municipal.
“Gracias al trabajo activo de nuestro equipo y a los niveles de análisis que hemos desarrollado, logramos actuar antes de que ocurriera una tragedia”, explicó Karla Montero, presidenta de Recope.
Una amenaza silenciosa en zonas habitadas
Según la investigación, entre marzo y mayo de este año, la banda logró sustraer aproximadamente 284.954 litros de diésel, gasolina súper y gasolina regular, equivalente a nueve cisternas de 32.000 litros cada una. Todo este combustible fue almacenado en una propiedad sin ningún tipo de control técnico o protección contra incendios.
Las autoridades insisten en que el robo de combustible ya no es un delito menor. Se trata de una actividad que pone en peligro la vida de comunidades enteras, además de representar un atentado contra la seguridad energética del país y el medio ambiente.
“El robo de combustible ya no es un delito silencioso. Es una amenaza abierta a la vida”, subrayó Montero.
El caso de Río Segundo evidencia la creciente audacia de estas redes criminales que operan en barrios residenciales, cerca de centros educativos y comercios, con el potencial de causar explosiones devastadoras por una chispa, una fuga o una conexión mal hecha.
Un crimen que no deja dudas: el peligro es real
La intervención en Alajuela deja una lección clara: la vigilancia tecnológica, la denuncia ciudadana y la acción rápida de las instituciones pueden salvar vidas. Mientras tanto, Recope hace un llamado a la población para reportar cualquier actividad sospechosa cerca de las líneas del poliducto.
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muy acertada
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muy acertada la información, es un peligro para la población ese tipo de hechos ilicitos que nos afectan a todos
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