Un país donde el suicidio tiene rostro de hombre

Por Ronald Solano Jiménez.

  • Niños menores de 12 años, víctimas de suicidio.
  • Mala crianza y desensibilización, son un factor de riesgo alarmante.
  • Sociedad inculca procesos de hombres agresores .

En Costa Rica, ocho de cada diez personas que mueren por suicidio son hombres. El Organismo de Investigación Judicial (OIJ), registró 2.325 suicidios entre 2019 y 2024, de ellos , 1.922 casos corresponden a hombres y 402 a mujeres, proporción cercana al 85% masculino y 15% femenino.

El Ministerio de Salud, con datos del INEC, calculó 6.638 muertes por suicidio entre los años 2000 y 2020, con 84% de las víctimas hombres y el 16% mujeres. La brecha se mantiene en la actualidad y en los últimos cinco años logró aumentar un punto porcentual en los hombres y confirma la cercanía de los datos con el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) y la Caja Costarricense del Seguro Social.

Para el doctor en   Dagoberto Solano Marín, suicidólogo y especialista en psicología clínica de la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS). La sociedad costarricense vive una crisis de valores, de malos manejos se situaciones y por cultura se crio en completo estado se supresión de emociones a los hombres por generaciones.

Dentro de las principales causas que se atribuyen son:

  • Cultura patriarcal.
  • Mal manejo de las emociones
  • Programación a infantes con frases   “normalizadas”.

            Por otra parte, el doctor en psicología Cristian Mora Víquez, de la sección de apoyo psicológico del Organismo de Investigación Judicial señaló que entre el 2020 y 2024, el OIJ, investigó 2.324 casos de suicidios de los cinco años de este estudio.

Cantidad de mujeres 402, cantidad de hombres 1.922. Aquí la estadística judicial revela un dato que no puede pasar desapercibido cuatro niños menores de doce años tomaron la decisión de suicidarse, en el mismo periodo no hay mujeres que registren suicidio.

En Costa Rica, en los últimos 5 años, del año 2020 al año 2024, el Organismo de Investigación Judicial recibió 1.920 casos de suicidios en hombres. De estos, la gran mayoría en edad productiva entre los 19 y los 50 años. Eso deja una estela de dolor y sufrimiento en sobrevivientes: familias, amigos, vecinos, parejas. Uno de los factores de riesgo más grande es la desesperanza. Y esa desesperanza se relaciona con la forma en que los hombres recibimos educación desde niños, dentro de una cultura patriarcal y machista donde se castiga la vulnerabilidad.  Entrevista personal (C. Mora, 2025).

La descripción coincide con los datos oficiales: el grupo de 20 a 39 años concentra la mayor proporción de suicidios en Costa Rica, seguido por el de 40 a 59 años. Lo que señala que el país pierde sobre todo jóvenes y adultos en su etapa más productiva, y genera de esta forma una afectación directa sobre la familia y la sociedad.

Ilustración 1 fuente OIJ

En adolescentes entre los 12 y los 17 años las mujeres registran 48 casos, mientras que los hombres 74, cerca del 60% más de los casos en comparación con las mujeres.

Las cosas son completamente diferentes al llegar al grupo etareo de jóvenes entre los 18 y los 29 años, aquí, las mujeres registran 117 casos, esto quiere decir 145% más de casos entre sus pares en comparación con las de 12 a 17 años, en el caso de los hombres registran un aumento exponencial al pasar de 74 casos entre los 12 a 17 años,  a 541 entre los 18 y 29 años, esto quiere decir un 631% más de casos.   

El suicidólogo, Dagoberto Solanos Marín, explica este crecimiento tan abrupto en los suicidios de los hombres en edades jóvenes y adultos jóvenes al mal manejo de las emociones, a la programación que viven desde niños, con frases como “usted debe de ser valiente “, “los hombres no lloran” y el concepto erróneo que el hombre puede hacer las cosas solo, lo que resulta en una programación “cultural” desde niños.

Según Solano la sociedad censura y critica cuando un hombre expresa alguna emoción  relacionada con vulnerabilidad o interpretada con debilidad, entonces desde niños se aprende a callar, a no expresar lo que se siente por temor a esa censura.

El informe anual costarricense sobre suicidio detalla además que:

  • 79% de los suicidios en el continente americano corresponden a hombres, con un punto comparativo cercano de 4 a 1 en la región.
  • La tasa media de suicidios en Latinoamérica llega al 9,8 por cada 100.000 habitantes, esto representa cerca de 65.000  muertes al año por suicidio.

Costa Rica no escapa a esta realidad, la tasa de suicidios ronda los 6,9 y 8 suicidios por cada 100.000 habitantes en los últimos 22 años, según la OMS y como lo muestra la estadística del Organismo de Investigación Judicial la tendencia es al alza en varones después del 2020.

Comparada con la media latinoamericana, Costa Rica no representa la tasa más alta en suicidios masculinos, pero la brecha de género se ajusta a las más altas pronunciadas de la región, el país reporta una proporción de suicidios masculinos superior al 80%, por encima del promedio mundial donde alrededor de tres cuartas partes de las muertes corresponden a suicidios en hombres.  Tomado de Nuestro mundo en datos sitio web 2025.

Machismo, silencio y una masculinidad que no permite pedir ayuda

La estadística se vuelve más clara cuando se observa la forma en que muchos hombres reciben socialización emocional desde niños, el doctor en psicología Dagoberto Solano lo explica de la siguiente forma:

“Desde pequeños nos dicen que debemos ser valientes, fuertes, autosuficientes. Se censura y se critica cuando un hombre expresa alguna emoción de vulnerabilidad o que parezca debilidad. Eso genera dificultad para manejar ciertas situaciones. El producto más lamentable puede ser el suicidio. Sin embargo, si entendemos los mecanismos, también existe potencial de cambio: pedir ayuda representa un acto de valentía y de inteligencia”. Solano (Entrevista personal. 2025).

El Estudio multidisciplinario de publicaciones digitales (MDPI) por sus siglas en inglés, respaldó la relación entre normas de masculinidad tradicional y riesgo de suicidio.  Una revisión sistemática de 2024, sobre masculinidad y suicidio concluyó que la adhesión estricta a normas masculinas hegemónicas la autosuficiencia absoluta, control emocional rígido, rechazo de la debilidad y necesidades de éxito económico, aumenta la probabilidad de conducta suicida en hombres y dificulta la búsqueda de ayuda profesional. MDPI

El sicólogo Cristian Mora Víquez señala conductas aprendidas en los varones que presentan como factores de alto riesgo para el desarrollo de la conducta:

  • La auto exigencia de “aguantar todo solos”, asociado con mayor presencia de ideas suicidas.
  • La represión sistemática de emociones aparece como factor clave en intentos de suicidio en hombres jóvenes y adultos.
  • La presión para cumplir con la figura del “proveedor fuerte”, relacionada con estrés económico, consumo de alcohol y comportamientos de riesgo.

En Costa Rica el discurso de que “el hombre no llora”, continúa presente en muchos hogares, escuelas y espacios de trabajo, frases como “sea hombre”, aún se usan como una forma de regaño. Esta consigna aparenta fortaleza, pero deja un mensaje de fondo: un hombre no muestra miedo, tristeza ni cansancio.

Lejos de la realidad social que se enfrenta a duelo, desempleo, deudas, rupturas, enfermedades entre muchas adversidades  que son la verdad del día a día. Esta masculinidad rígida cierra la puerta al pedido de ayuda.

Las situaciones adversas de crianza son más que un discurso que justifican la toma de malas decisiones de adulto visto desde la explicación clínica, la realidad es que miles de niños se enfrentan a violencia física y sexual, humillaciones constantes , consumo de sustancias en el hogar (lícitas o ilícitas), abandono, maltrato emocional y muchos tipos de violencia.

Para el doctor en psicología Dagoberto Solano Marín,  el abuso sexual y la negligencia emocional en la niñez se asocian con más intentos de suicidio en hombres adultos, asimismo los hombres adultos que sufrieron abuso o humillaciones de niños adoptan una “hipermasculinidad” en la juventud con muestras de agresividad, consumo de alcohol y evitación de la vulnerabilidad.

Para la doctora en psicología clínica, Maritza Calderón, la violencia es heredable y se transmite de generación en generación, y no se refiere cuestiones genéticas, se trata directamente de conductas aprendidas, límites no respetados que se representan en la práctica con patrones repetitivos.

Según Calderón, una forma de perpetuar estas conductas son cuando un niño no es escuchado al llorar, pero sí al gritar, a nivel social con “amigos” que ridiculizan cualquier gesto de fragilidad y a nivel académico cuando se le indica al menor que no debe de tener miedo ante retos nuevos sin explicar la justificación del por qué.

Para el doctor Mora, la suma de la pobreza, discriminación, homofobia, racismo o exclusión educativa aumenta la carga, la evidencia internacional muestra que los hombres con historial de fracaso escolar, suspensiones frecuentes y mala relación académica presentan mayor idealización suicida. No obstante, sería incorrecto decir que todas las personas que desertaron del sistema escolar se enfrentan al suicidio, o, que  las personas con mayor escolaridad están excluidos del riesgo.

Para el doctor Solano, contar con baja escolaridad se considera un factor de riesgo, ya que esto está vinculado directamente a un menor acceso a un trabajo, salario digno y mayores responsabilidades para satisfacer sus necesidades básicas. El hecho de ser hombre también se ve como un factor de vulnerabilidad por el mal manejo de las emociones; este criterio al igual que el doctor Mora, coinciden en que no es determinante la condición económica o nivel académico, pero, la pobreza es un factor de vulnerabilidad.

Según el documento emanado por el OIJ, con el estudio de cantidad de suicidios en Costa Rica en el periodo de 2019 – 2024, señala las provincias con mayor incidencia de suicidios y es de destacar que las provincias registradas con menos ingresos por persona no encabezan la lista de suicidios.

Ilustración 2. Cuadro #2, suicidios según provincia, fuente OIJ.

La provincia de San José, encabeza la lista de suicidios, seguida de Alajuela , Puntarenas, Cartago, Guanacaste, Heredia, Limón y dos casos que se desconoce su procedencia.

En términos globales, el suicido representa la tercera causa principal de muerte en jóvenes de los 15 a 29 años.  Costa Rica refleja esa tendencia, una parte importante de sus suicidios ocurren en edades donde la persona debería construir estudios, trabajo, vínculos afectivos y familia.

Esta realidad se enlaza con la idea del “efecto multiplicador” mencionado por los doctores Calderón y Solano, cada muerte en un hombre joven altera el proyecto de vida de madres, padres, parejas, hijos e hijas, compañeros de estudio y trabajo. Ahí nace un sobreviviente de suicidio.

Entre la desesperanza y las posibilidades de cambio

El informe del Ministerio de Salud y los tres expertos en psicología clínica explican que el suicidio no se vincula con dolor emocional, sufrimiento y desesperanza, las personas que toman la decisión de acabar con su vida no quieren morir, sencillamente “ya no quieren sufrir más”, no desaparecer, no dejar de existir, pero no encuentran salidas.

La desesperanza no nace de la nada, estos son algunos de los factores que la alimentan:

  • Depresión sin diagnóstico ni tratamiento.
  • Consumo problemático de alcohol u otras sustancias.
  • Rupturas afectivas, violencia intrafamiliar, acoso.
  • Conflictos laborales y deudas que el hombre percibe como “fracaso personal”.
  • Falta de redes de apoyo y espacios de escucha.

En hombres criados dentro de modelos rígidos de masculinidad, esos factores se vuelven más peligrosos ante la idea inculcada y repetida “yo debo resolver solo”, esto más el machismo y le errónea idea que solo las mujeres son víctimas de violencia o el estereotipo vendido falsamente y aceptado por repetición de un sinfín de ideas antinaturales de socialización.

Hoy la sociedad enfrenta un nuevo reto, crear un cambio, establecer masculinidades igualitarias, que incluyan cuidado, empatía, capacidad de pedir apoyo, no solo fuerza física o éxitos económicos.

Urge un cambio social con un verdadero sistema igualitario real, crear políticas públicas. Actualmente la Universidad Nacional (UNA) mantienen programas universitarios y escolares de atención al comportamiento suicida, e iniciativas como la línea aquí estoy y organizaciones como Fundación Amy, ofrecen apoyo psicológico y campañas de sensibilización dirigidas a jóvenes.

Si el país mantiene un modelo de crianza donde los hombres solo valen cuando aguantan sin queja, la cifra de suicidios masculinos seguirá alta, pero sí en cambio los hogares, escuelas, centros de trabajo, templos, conciencia social en general, legitiman la vulnerabilidad , reconocen la depresión como un problema de salud y ofrecen redes reales de apoyo, ese 85% – 15%, que hoy describen la realidad nacional e internacional de los suicidios en hombres puede cambiar. La vinculación de Un mundo feliz reside en su lectura de control  sin golpes: ocio, chiste y protocolo aseguran obediencia y silencian pedidos de ayuda, frente a un país con una realidad digna de una obra de ficción.

La realidad costarricense exhibe ecos claros, mandatos de dureza, vergüenza ante la fragilidad y alta letalidad masculina. El cruce entre la literatura y evidencia deja a la vista mecanismos, no fatalismo, si la sociedad no cambia el guion y legitima la vulnerabilidad, la curva de muertes en hombres no disminuirá.

Recuerde, el hombre que se suicida sencillamente no quiere que le duela más su situación emocional. Fue el caso de John, que no encontró salida, la sociedad lentamente lo empujó a su límite y sencillamente no pudo salir de aquel viejo faro.

El doctor Dagoberto Solano resume en una frase que puede servir de cierra este trabajo y, a la vez, de puerta para nuevas conversaciones:

“Pedir ayuda o recibir ayuda de los demás es un acto, no solo de valentía sino también de inteligencia, que nos ayuda a enfrentar situaciones complejas y sobrevivir las crisis”.

Fuentes:

Ministerio de Salud.

Policía Municipal de Escazú

Organización Mundial de la Salud.

Organización Panamericana de la Salud


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