- Fue condenado por violación, abuso sexual y corrupción de persona menor.
- Los hechos ocurrieron cuando la víctima tenía apenas 10 años, en Alajuela.
Alajuela, 13 de octubre de 2025. Un hombre fue sentenciado a 42 años de prisión por cometer delitos sexuales en contra de su hermana menor de edad, informó la Fiscalía Adjunta de Alajuela. La condena fue dictada el pasado 7 de octubre por el Tribunal Penal de la localidad, luego de que el Ministerio Público presentara evidencia concluyente sobre los hechos ocurridos entre 2017 y 2018.
El imputado, de apellidos López González, fue hallado culpable de los delitos de violación, abuso sexual y corrupción de persona menor de edad, perpetrados cuando la víctima tenía solo 10 años. Según se reveló durante el juicio, las agresiones se desarrollaron en el hogar familiar, ubicado en la provincia de Alajuela, aprovechando los momentos en que ambos se encontraban a solas.
Delitos sexuales intrafamiliares: una violencia que se oculta en silencio
El caso generó una fuerte conmoción en la comunidad judicial, no solo por la crudeza de los delitos, sino por la figura del agresor: un hermano, mayor de edad, que utilizó su parentesco como mecanismo de poder y control. La Fiscalía expuso que el hombre actuaba con total conocimiento del daño emocional y físico que causaba, y que lo hacía en condiciones de intimidad propiciadas por el entorno familiar.
Los expertos coinciden en que este tipo de violencia sexual intrafamiliar es una de las formas más difíciles de detectar y denunciar, especialmente cuando la víctima es una niña. La sensación de culpa, el temor a represalias y el vínculo afectivo con el agresor, muchas veces, prolongan el silencio durante años.
De acuerdo con cifras del Poder Judicial de Costa Rica, más del 60% de los casos de abuso sexual contra menores ocurren dentro del núcleo familiar, y en muchos de ellos el agresor es un hermano, padrastro, primo o incluso el padre.
Mientras la sentencia queda en firme, el Tribunal ordenó que López González permanezca en prisión preventiva por un período de seis meses, para evitar riesgos procesales como fuga o entorpecimiento del proceso.
Organizaciones de derechos humanos y protección a la infancia han reiterado la necesidad de fortalecer los programas de educación sexual integral, y de crear entornos seguros en los hogares, centros educativos y comunidades, donde los menores puedan identificar señales de abuso y pedir ayuda sin temor.
Cerrar el círculo del silencio
Este caso es una muestra dolorosa de una realidad que, pese a los avances legales, continúa escondida en muchos hogares. La sentencia no revierte el daño, pero reconoce la voz de una niña que, a pesar del silencio impuesto, pudo romper el ciclo de violencia.
“El abuso sexual infantil no comienza en la oscuridad, comienza en el silencio”, han dicho organismos internacionales como Unicef. En ese contexto, cada sentencia justa es también un paso hacia la visibilización de lo que por años se ha callado.
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