Policía Penitenciaria frustra contrabando en cárceles

Por Ronald Solano Jiménez

  • Los decomisos aumentaron un 20% respecto al mismo periodo de 2024.
  • La nueva ley ya castiga con cárcel a quienes intenten ingresar objetos prohibidos.


Durante los días 23, 24 y 25 de mayo del 2025, la Policía Penitenciaria realizó una serie de operativos en todo el sistema carcelario nacional que permitieron decomisar 19 celulares, 357 armas blancas, 1.709 gramos de droga y 134 litros de bebidas fermentadas, además de enviar a nueve personas a la Fiscalía por intentar ingresar narcóticos a los penales.


El refuerzo en los controles penitenciarios coincide con la reciente entrada en vigor de una ley que penaliza con cárcel el intento de introducir objetos como celulares, chips o cargadores a los centros penitenciarios. Sin embargo, los intentos persisten.

Solo este fin de semana, una mujer identificada como Cerdas Álvarez fue detenida en la cárcel de Pérez Zeledón con cuatro chips telefónicos ocultos en su bolso.

A nivel nacional, las cifras muestran un patrón preocupante pero también revelan la eficacia de los operativos. En comparación con el mismo periodo de 2024, los decomisos han crecido un 20%. El año pasado, entre el 23 y el 25 de mayo, se registraron 15 celulares confiscados, 290 armas blancas y menos de 1.300 gramos de drogas incautadas.

El caso más alarmante del reciente operativo se dio en la cárcel de Liberia, donde un privado de libertad encargado de repartir alimentos fue descubierto con 7.85 gramos de marihuana escondidos dentro de un galón de refresco.

La alerta surgió por la actitud sospechosa del interno al entregar el recipiente, lo que derivó en una revisión más detallada.

La cárcel de Reforma también figura en el informe con seis celulares decomisados, además de nueve chips, armas blancas y adaptadores USB.

Por otro lado, los registros rutinarios —realizados hasta 14 veces al día— permitieron hallazgos significativos en centros como San Sebastián, Terrazas, Puntarenas, Limón, Cartago y la cárcel Gerardo Rodríguez en Alajuela. En este último, incluso se encontró una «canfinera», artefacto improvisado para encender fuego.

La labor de la Policía Penitenciaria no solo ha sido preventiva, sino también reactiva y oportuna.

En San Sebastián, por ejemplo, intervinieron de inmediato una riña entre privados de libertad, evitando consecuencias mayores.


El endurecimiento de la ley y el aumento de controles dentro de las cárceles son señales claras de que el sistema penitenciario se blinda frente al crimen. Pero el dato más revelador no está en los objetos decomisados, sino en la voluntad institucional de no ceder un centímetro ante la corrupción y la violencia que intentan colarse tras los muros.


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