¿Quiere ser un Juan Santamaría?

Nota de opinión por Ronald Solano Jiménez, 11 de abril 2025.

Alajuela. Aquél lejano 11 de abril de 1856, en un tercer intento se logró, Juan Santamaría el hijo de Manuela Carvajal, logró encender el mesón, este hito heroico dio la victoria al pueblo costarricense sobre los filibusteros William Walker y sus soldados en su plan de esclavizar pueblos en América Central.

Después de 169 años de esta gesta, Costa Rica pelea otra de forma interna,  contra el narcotráfico, la inseguridad y la incalculable pérdida de valores. Permitimos ver como normal lo que no lo es, nos ganó el miedo, cedimos nuestras canchas deportivas a ventas de criminales y nuestra niñez es expuesta en un sencillo viaje a “la pulperia”.

Esperamos que se levante una institución y ponga orden, todos sabemos señalar las carencias de los cuerpos policiales, claro que sabemos quién es el que vende drogas en medio de la comunidad y peor aún, en muchas ocasiones le compran las cosas robadas a los drogodependientes y siente que “hicieron un negociazo”.

La campaña de 1856 la caracterizó la unidad de pensamiento, que todos sabían que era cuestión de vida o muerte, que sus jóvenes y niños serían tomados por esclavos, se perderían familias y se generaría la separación social, que perderían la liberta… Curioso, esos son los efectos de las drogas en la sociedad.

¿Quién se va a levantar en Poás, en Fraijanes, en Pueblo Nuevo, en Alajuelita, en Pavas, etcetera?  Las licoreras y minisúper en muchos lugares parecen bares a cielo abierto y continuamos esperando que otra persona “queme el mesón”, pero mejor vemos para otro lado tal vez el vendedor o consumidor de droga es familia, tal vez hay quien compra robado y es conocido (esto incluye limones, flores de itabo etcetera).

Vivimos en la tierra de la normalidad y exageración, bombardeamos pueblos como Fraijanes y Poasito diciendo que es peligroso ir a pasear y decenas de familias pierden el sustento de lo que venden y no denunciamos ahí a los que venden droga.

Vivimos en una sociedad en que muchos se rasgan las vestiduras al leer que se señala algo malo, principalmente cuando el hecho o el autor tiene finalidad con nosotros, permitimos que Tik Tok nos aconseje y You Tube de valores a nuestros hijos.

¿Quién va a quemar el mesón?