En esta nota no se aporta el vídeo del ataque para evitar más dolor a la familia.
Nota de opinión, Por Ronald Solano Jiménez.
Hoy los tambores no sonarán igual en la comunidad cafetalera de Sabanilla de Alajuela, la alegría y felicidad de muchos padres quedará opacada ante la realidad que consume un pueblo completo.
No habrá faroles que traigan alegría para una familia, nunca más, y las fiestas cívicas se tornaran de ingrato recuerdo, aunque no tengan la culpa de lo sucedido.
Anoche luego de que un joven fuese herido con un arma de fuego en el centro de Sabanilla por dos personas que viajaban en motocicleta, se logró ver un desplazamiento policial en búsqueda de los perpetradores, es una lástima que no llegaran antes, con una parada preventiva, pero la verdad no recuerdo la última vez que observé una radio patrulla con las luces encendidas en Sabanilla, “en el pueblo”.
Los síntomas de que somos una comunidad enferma (en Sabanilla) son más que claros, según la estadística judicial. En la última actualización de delitos del O.I.J, Sabanilla registra 40.
Dios le de fortaleza a esta familia, aclaro que lo que voy a expresar no tiene nada que ver con el joven fallecido o con sus familiares, no los conozco y les expreso mi mayor muestra de respeto, como padre de adolescentes que soy.
¿Qué hacemos como sociedad, cómo vecinos? ¡No solo puede volver a pasar, está pasando! A parte de dar muestras de apoyo y críticas en redes sociales, somos permisivos y vemos como normales actos y conductas que criticamos en otros, pero nos ofendemos si nos señalan a nosotros.
¿Tenemos los valores morales para llamar la atención a nuestros jóvenes, predicamos con el ejemplo, o les facilitamos y hacemos los “maes” cuando tienen malas juntas, o un “purillo o alcohol” y lentamente vemos como normales cosas que no lo son, fuera de tiempo, vicios, vehículos? Para todo hay un tiempo en la vida, no podemos sólo soltarles el mecate.
Sabanilla dejó de ser seguro hace mucho tiempo, sabemos quién es el que vende drogas, dónde y no denunciamos, el consumo licor en vía pública es alarmante, a algunas horas es serio, pero eso podemos verlo normal porque tal vez seamos parte del problema.
Entre la Iglesia y la Cruz Roja dependiendo de la hora es una exhibición de borrachos, indigentes, vendedores de droga y cada vez hay más y nuevos, por un motivo muy sencillo, encontraron el portón abierto y aquí nadie se quiere hacer responsable de cerrarlo.
Claro que falta policía, pero faltan más valores en la base de la sociedad que es el hogar, sin demanda no hay oferta es una máxima de los negocios, aplica desde las ventas de drogas hasta los racimos de banano robados de las fincas que se compran muchos a buen precio.
Hoy los tambores no sonarán igual en la comunidad cafetalera de Sabanilla de Alajuela, una familia se desgarra por la pérdida de su hijo que salió de casa y no volverá.
Vuelvo a presentar mis respetos a la familia, paz a sus restos.
¡Sabanilla despierta!
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