
La mañana de este domingo se presentó soleada y perfecta en un pueblo a las faldas del Volcán Poás, caminaba por Sabanilla de Alajuela y encontramos a Dalmiro Herrera Moreno de 83 años y su hijo Víctor Herrera Herrera de 46 años, campesinos, de machete y bueyes, a los que los domingos no los doblega cuando se debe de alimentar a las reses.
Su carreta con un yugo de árbol de mango, arrastrada por Grandulón y Pequeño, dos bueyes de raza Doran, autóctonos de Costa Rica, en su sangre corren más de 100 años de criada la raza en suelos de libertad, estos caminan por las faldas del Poás.
La carga que llevan es de pasto llamado Gigante, a sus 83 años don Dalmiro prefiere viajar sobre la carga y disfrutar del viaje, le pregunté a don Dalmiro:
¿Cuántos años tiene de trabajar?
Entre rizas respondió « Toda la vida, como un hombre«.
Yo nací, viví y me voy a morir aquí, trabajando como un hombre, Dalmiro Herrera Moreno
Agradezco y seguimos nuestro camino, ellos por su lado y yo por el mío, mientras el sudor aún corre de la cara de Víctor.
Por Ronald Solano Jiménez.

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